La caída de costos de energías renovables puede promover la recuperación post COVID-19 de forma más sustentable

Ciudad de México a 15 de junio de 2020.- Las inversiones en energías renovables en 2019, así como los compromisos para la generación de electricidad con fuentes limpias hacia la próxima década han sido analizados en un reciente reporte elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el Centro de Colaboración de la escuela de Frankfurt y el PNUMA y BloombergNEF.

El año pasado, la potencia renovable instalada se incrementó 184 GW (con energía eólica, solar, biomasa y desechos, geotérmica y de pequeñas hidroeléctricas) que representa un 12% superior a lo reportado en 2018. Las inversiones en 2019 dentro del sector fueron 1% superior a 2018 – más del triple de la inversión que tuvieron las plantas de generación con combustibles fósiles. Estos resultados favorables fueron consecuencia de la caída en los costos de instalación de proyectos energéticos renovables, excluyendo grandes hidroeléctricas. Los costos de plantas fotovoltaicas presentaron una reducción de 83% en el costo de la electricidad comparado con el de 10 años atrás.

Según el reporte, en 2019 se alcanzó la capacidad solar instalada más alta durante un año (118GW); inversiones récord en parque eólicos offshore; mayores volúmenes de compras de electricidad renovable por parte de corporativos; 78.5 GW de capacidad renovable concedida mediante subastas a nivel mundial; y la mayor inversión en renovables dentro de países en desarrollo (sin considerar a China e India).

La reciente potencia instalada de energías renovables representó una reducción de 2.1 GtCO2 a nivel mundial, aproximadamente 13.5% menos emisiones de la generación eléctrica a nivel mundial en 2019, comparado con un escenario en el que las renovables no hubieran sido implementadas.

Sin embargo, a pesar de la mayor rentabilidad de las tecnologías renovables aún hace falta considerar e instalar 3,000 GW adicionales a los 826 GW ya planeados hacia 2030 para limitar el incremento de 2 °C en la temperatura global hacia finales de este siglo.

Los resultados sobre el incremento en la capacidad de electricidad renovable y la baja de costos podría ser grandes ventajas para cubrir la necesidad de recuperación de actividades de forma más sustentable - tomando en cuenta las externalidades inherentes a estas tecnologías -  y con menos emisiones netas hacia la atmósfera después de la crisis sanitaria por la COVID-19. Además se habilitaría la posibilidad de generar empleos nuevos al tiempo que se hace frente a la inestabilidad en la generación eléctrica con combustibles fósiles que recientemente se ha visto altamente afectada.

Con información de UN Environment

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