El uso del carbón mineral en generación eléctrica y su impacto ambiental

 

 

El uso del carbón mineral en la generación de energía eléctrica es uno de los principales contribuyentes al cambio climático, causando 25% de los gases de efecto invernadero en la atmósfera. A pesar de esto, es la segunda fuente energética más usada en el sector eléctrico.

Aunque la participación del carbón mineral ha disminuido en países desarrollados, su producción global continúa creciendo a una tasa de más de 2% al año. China produce la mitad del carbón mineral del mundo y en India e Indonesia su producción se ha duplicado desde 2004. En Sudáfrica, el 90% de la electricidad se produce con carbón mineral. Para cumplir con las metas climáticas del Acuerdo de París, el 88% de las reservas de carbón mineral actuales no deberían ser explotadas, reduciendo nuestra intensidad energética proveniente de carbón mineral de 1 tonelada per cápita en 2014 a 80 kilogramos para 2050.

El uso de carbón mineral también consume grandes cantidades de agua y contribuye a 3.7 millones de muertes prematuras al año, generando altos costos en salud pública. Tan sólo en la Unión Europea representó un costo de 43 mil millones de euros al año por su rol en el cáncer de pulmón, bronquitis y asma.

El uso del carbón mineral no es económicamente eficiente y ha sobrevivido en gran parte gracias a los subsidios para este sector que equivalen a 3.9% del PIB global. Asimismo, las emisiones están concentradas en un pequeño número de productores con alta influencia política. Las 35 compañías con mayor producción han sido responsables de más de un ⅓ de todas las emisiones producidas por carbón mineral desde 1988. Además, el sector está caracterizado por deplorables condiciones laborales para los 2 millones de trabajadores que emplea, con altas tasas de accidentes y quejas de abusos contra Derechos Humanos.

Existen varias iniciativas para frenar la producción del carbón mineral. Uno de los ejemplos más exitosos es la campaña “Beyond Coal” en Estados Unidos, una colaboración entre Sierra Club y Bloomberg Philantropies. A través de cabildeo político y comunicación con comunidades locales, este proyecto apoya la transición energética de carbón mineral a fuentes menos dañinas y con menor huella de carbono. El proyecto ha negociado la suspensión de actividades de 238 de las 523 plantas de carbón mineral en Estados Unidos.

La desinversión en el sector del carbón mineral y la eliminación de los subsidios para combustibles altos en carbono son acciones cruciales para prevenir los efectos desastrosos del cambio climático y generar beneficios sociales y de salud pública. Las políticas ambientales y los bajos costos de fuentes renovables y gas natural son importantes tendencias en contra de la producción del carbón mineral. Energy Watch Group pronostica que en 2020 su producción llegará a su punto máximo. 

 

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