El Sistema Nacional de Comercio de Emisiones será clave para la recuperación verde de China.

Ciudad de México a 31 de julio de 2020.- En tiempos de señales contradictorias sobre el futuro energético de China, la implementación de su sistema nacional de comercio de emisiones ofrece oportunidades únicas para posicionar al país en un camino hacia la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en el largo plazo. 

Incluso antes de la crisis por COVID-19, China parecía estar en un punto de inflexión en sus políticas energéticas, con el aumento del consumo de combustibles fósiles creciendo rápidamente después de asentarse durante la segunda mitad de la década de 2010, y un decrecimiento en la generación de proyectos de energía renovable.

Mientras el país se recupera, las restricciones para la construcción de nuevas plantas de carbón han disminuido -con más aprobaciones solamente en marzo de 2020 que en todo el año 2019- y nuevas áreas principales que han sido abiertas para el desarrollo de minas de carbón.

Ejerciendo una fuerte influencia en el sector, el Consejo Chino de Electricidad, ha solicitado un aumento de 1,300 GW en el límite de emisiones establecido para la generación de energía eléctrica proveniente del carbón para 2030, límite que es mayor en 290 GW al actual. Esto pone en riesgo a activos varados e implica una huella de carbono mucho más grande.

Al mismo tiempo, los proyectos de legislación energética en China aumentan la necesidad de reducir emisiones de GEI de su matriz energética, y los escenarios consistentes con las metas climáticas del Acuerdo de París requieren mayores reducciones de emisiones en la generación eléctrica con carbón. La legislación establecería una garantía de niveles mínimos a partir de fuentes renovables para cada provincia, y brindaría a las fuentes renovables un acceso prioritario a la red eléctrica. El gobierno chino también está promoviendo la transmisión de energía por voltaje ultra-alto (UHV por sus siglas en inglés) para llevar la energía generada por fuentes renovables hacia las zonas con alta demanda y así reducir las pérdidas por transmisión, como parte de la nueva infraestructura que forma parte del paquete de recuperación económica del COVID-19.

En los siguientes meses, China tiene una oportunidad para fortalecer sus metas para 2030 sobre las reducciones de GEI bajo el Acuerdo de París mientras desarrolla su 14° Plan de Cinco Años, estableciendo su política energética y climática de alto nivel para el periodo de 2021 a 2025. Estos son compromisos de gran importancia que deberían basarse en un marco integrado de política energética y climática, para posicionar a China en el camino para reducir sus emisiones en el largo plazo.

El sistema nacional de comercio de emisiones de China debe tener un papel central y significativo para un cumplimiento costo-efectivo en el reto de reducir sus emisiones. Operará primero para el sector energético antes de ampliarse hacia otros sectores.

El sistema recompensará a las plantas más eficientes y a las estaciones bajas en emisiones de carbono, ya que tendrán que generar menos reducciones de emisiones para cumplimiento y podrían beneficiarse del comercio de derechos de emisión. El enfoque de referencia del "estándar de rendimiento comercial" establece objetivos de emisiones en relación con la producción.

En otras palabras, incentiva a ciertas empresas a emitir menos GEI por cada unidad de electricidad que producen. Este enfoque permite que las emisiones se alineen con la economía, lo que lo hace muy adecuado para la actual crisis económicas y la recuperación en torno al COVID-19.

Se necesitan procesos de diseño cuidadosos, para asegurar que el sistema de comercio de emisiones proveerá de fuertes incentivos para las reducciones de GEI. Específicamente, el sistema de China proporcionará la mayor recompensa para la acción baja en carbono si los puntos de referencia no son muy diferentes en categorías como tipo de combustible, tecnología y otras similares. El nivel al que se establezcan los puntos de referencia determinará la cantidad de reducciones de emisiones.

Por lo tanto, el diseño de asignaciones iniciales es muy importante y debe basarse en modelos económicos y ambientales detallados a nivel nacional, provincial y empresarial. Se espera que el gobierno asigne una alta proporción de derechos de emisión de forma gratuita durante las primeras fases del sistema, lo que hará que los costos iniciales tengan un impacto relativamente bajo en las empresas participantes.

Además, el modelo debe considerar opciones para incentivar hacia el cambio de combustibles económicamente viables, reflejando la creciente competitividad de las energías renovables.

Para que el sistema de comercio de emisiones aproveche todo su potencial para impulsar la mitigación rentable de emisiones en el sector eléctrico, se necesita una forma clara y eficiente de trasladar el precio al carbono a los precios de la electricidad. Esto permitiría altos niveles de precios durante las subastas de derechos de emisiones, momento en el que las compañías eléctricas pagan por adquirir sus derechos en lugar de obtenerlos gratuitamente.

El resultado sería un incremento en los costos operativos de las centrales eléctricas en proporción a la intensidad de carbono de los combustibles utilizados. Las centrales eléctricas de carbón tienen una alta intensidad de carbono, por lo que enfrentarán los mayores aumentos de costos. Esto reduciría sus horas de funcionamiento y desalentaría las inversiones en nuevas centrales de generación. El gas natural y las energías renovables se alentarán aún más y tendrán una mayor participación en el mercado energético.

Las maneras de trasladar el precio al carbono a los precios de la electricidad son factibles, pero políticamente desafiantes, ya que generalmente implican trabajar con ministerios del gobierno. El desarrollo y la implementación de dicho mecanismo debe ser una prioridad para el gobierno chino, teniendo en cuenta los planes más extensos de reformas energéticas.

Un sistema de comercio de emisiones eficiente generará reducciones de emisiones adicionales en el sector eléctrico a medida que los consumidores de electricidad reduzcan su uso y apliquen más medidas de eficiencia energética. Como tal, el efecto neto sobre las facturas de electricidad será más limitado. De ser necesario, se pueden considerar medidas específicas de apoyo financiero para grupos vulnerables de consumidores de electricidad. Por ejemplo, en la Unión Europea (UE), algunas empresas intensivas en electricidad reciben una compensación por estos precios más altos, por lo que no trasladan su producción a jurisdicciones con políticas climáticas menos estrictas (evitando la "fuga de carbono").

Bajo este enfoque, se puede recaudar una gran cantidad de ingresos provenientes de las subastas de derechos de emisiones. La inversión de estos ingresos para incentivar a los proyectos con bajas emisiones de carbono, como se hace en la UE y según lo planeado, en Corea del Sur, también podría ayudar a desarrollar oportunidades y tecnologías para que China acelere sus esfuerzos de mitigación de emisiones.

La industria, por ejemplo, necesitará fondos sustanciales para implementar tecnologías de reducciones de emisiones, (como el uso de hidrógeno como combustible para la fabricación de acero) necesarias para cumplir los objetivos a largo plazo. Establecer un sistema para asignar fondos de esta manera requerirá una importante cooperación interministerial, y debe ser una prioridad

Además de los beneficios a largo plazo, la industria también debe apreciar que el sistema de comercio de emisiones es "favorable para los negocios" a corto y mediano plazo. Esto se debe a que brinda a las empresas flexibilidad en la forma en la que cumplen con sus reducciones de emisiones, permitiéndoles elegir el enfoque más rentable, y les recompensa por sus innovaciones bajas en carbono.

Si bien la preocupación en el sector industrial es la posible fuga de carbono debido a la falta de igualdad de condiciones derivadas de la política de mitigación climática, existen enfoques de diseño efectivos para mitigar este riesgo, y a medida que otros países adopten políticas similares, esto se vuelve menos probable.

Solo en Asia, Corea del Sur tiene un exitoso sistema de comercio de emisiones con más de cinco años de experiencia operativa; Tailandia planea desarrollar un sistema y ha hecho una preparación importante; Indonesia planea lanzar un sistema piloto a finales de este año y un sistema nacional para 2024; Vietnam planea diseñar un sistema este año; y un alto miembro del Congreso de Filipinas está presentando un proyecto de ley para establecer un sistema para los sectores emisores más grandes.

Lo más importante del sistema nacional de comercio de emisiones de China es que comience pronto. China no debe esperar a un sistema perfecto. Puede encontrar soluciones durante su implementación, esto ayudará a China con su recuperación verde del COVID-19 y encaminará al país hacia la reducción de sus emisiones, en concordancia con las prioridades del presidente Xi Jinping y los objetivos climáticos del Acuerdo de París.

 

Con información de Eco-Business y China Dialogue.

 

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